Capítulo 14.

Cuando terminaron de abrazarse Sara me miró y luego a Samuel. Carlos hizo lo mismo. Ninguno de los cuatro sabíamos que decir. Los ojos azules de Samuel se clavaron en los de Sara. Penetrantes. Sara mantuvo la mirada. Estuvieron así unos cuantos minutos pero al final Sara los bajó. Mientras tanto Carlos me miraba deseoso y yo lo miraba a él. Era muy guapo. De vez en cuando movía su melena, hacia la derecha. Pelo largo y hacia un lado. No se si fue su melena castaña clara o sus ojos miel que me hipnotizaban, pero no tardé en decirme "este es mío". Con Sara ya hablaría más tarde. Al final, Samuel rompió el hielo.
-Sara, ¿puedo hablar contigo un momento?-dijo, con un tono de osadía, pero de furia a la vez.
Sara me miró suplicante. Al parecer quería evitar esa charla. Bueno, si le hacía ese favor me debería una y con Carlos me puede venir bien así que intervení:
- ¡Samuel!¡Sara!¡La piedra!
Y los tres, bueno ahora los cuatro, puesto que Carlos sería nuestro acompañante durante el trayecto que íbamos a recorrer, fuimos a donde estaba la $.
Corrimos por la cueva. De vez en cuando alguno se tropezaba, hasta se calló Sara una vez. Cuando Carlos le ayudó a levantarse Samuel le atravesó con la mirada, pero no dijeron nada. Cuando llegamos solo vimos una piedra y el olor a musgo era más fuerte que antes.
-Tatatacháaaan!- dijo Carlos- ¿Y ahora? Aquí no hay nada.- y dicho esto se echo los brazos al cuello, los cruzó y se inclinó sobre ellos.
- ¡¡Tú te callas!!- le gritó Samuel- No sé que mierdas haces aquí ni por qué de repente vienes con nosotros así que lo menos que puedes hacer es callarte para dejarme pensar.
- ¡¿Dejarte pensar?! ¿Qué pasa que tu eres el jefe? Pues nadie me ha informado de eso.
- ¡¿Pero es que te tenemos que contar nuestras vidas?!
Sara y yo nos metimos en medio para evitar que llegaran al contacto físico.
- Samuel, ya vale- dijo Sara- deja de hacer un papelón. Lo quieras o no ahora Carlos tiene que venir con nosotros. Y si te importa lo más mínimo Cornelia, te quedarás e intentarás colaborar.
- ¡Déjame! No eres mi madre. Eres una estúpida que se lía con todos y luego se lo calla por que al parecer tu "amiga" Cornelia no sabía lo del gilipollas este. Seguro que tampoco le has contado lo nuestro, ¿eh?- miré a Sara y por la expresión de mi cara el chico deduzco que no- Ya lo  sabía- dijo más calmado-. Así que cuando hagas caso de tus consejos, yo también lo haré.
A Sara le dolieron mucho estas palabras por lo que salió disparada al interior de la cueva, sollozando. Fulminé a Samuel con la mirada. Ya me encargaría más tarde de ponerlo en su sitio, ahora mi amiga me necesitaba. Salí corriendo en la dirección en la que se había ido y Carlos fue detrás de mí, dejando a Samuel solo.
Cuando llegamos la vimos de cara a la pared y llorando mucho. Era una de las pocas veces en las que le e visto llorar. Me acerqué e intenté calmarla.
- Sara, déjalo, no merece la pena. - pero esta no decía nada. Carlos también le habló pero con idéntico resultado. Le dijimos varias cosas, intentando tranquilizarla pero no hacía nada, solo llorar. Entonces Carlos le giró la cara, cogiéndola de la barbilla y se acercó mucho a ella, tan solo les separaba un centímetro pero la barrera se rompió cuando Carlos juntó sus labios a los de ella. Un beso de amor. De amor verdadero. Y como público:yo.
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Quería dar las gracias a mi amiga Lorena. Esto es para que te creas que soy yo. Un beso guapisima

Capítulo 13.

Estuvimos sin visión durante unos cinco minutos. Cuando pudimos volver a apreciar los objetos de alrededor nos miramos los unos a otros. No sabíamos que hacer o que decir. Pero entonces oímos un "oooooh" a lo lejos y nos giramos. Por un momento olvidamos la $ y nos adentramos, si se podía, aún más dentro de la cueva. ¿Quién o quienes nos estaba observamos? Cuando nos acercamos vimos sólo a una persona. Nos miraba muy atentamente con sus ojos color miel. Su mirada era bonita pero con un pequeño tono de arrogancia.Penetrante. Nos clavaba su mirada como si de un juego se tratase. Nos miró uno a uno, pero cuando llegó a Sara parecía que se la iba a comer con la mirada. Ella se sonrojó, pero Samuel le dijo:
- ¿Tú quién eres?¿Qué haces aquí?
- Mi nombre es Carlos- dijo con total tranquilidad- Y os estoy observando.
- Bueno, eso lo sabemos. Sólo queremos saber por qué lo estas haciendo- dije yo.
- Porque este país es libre y me apetecía ver como descifrábais el enigma de Rafa. Era un poco complicado, ¿eh, Sara?
La aludida abrió los ojos y lo observó atentamente. No recordaba haber visto a tal individuo nunca. Y no habían mencionado su nombre en la conversación. Pero, ¿cómo sabía ese tal Carlos su nombre? Entonces se le iluminó la cara. Ya sabía quien era esa persona tan arrogante.
- ¿Carlos?¿Carlos Bujía?
- Exacto. ¿No me recuerdas?
- ¡No me lo puedo creer! ¡No me lo puedo creer!- dijo saltando a sus brazos abrazándole ante la mirada de Samuel y mía - Chicos a este chico lo conozco yo. Lo conocí en el mismo campamento en el que conocí a Rafael. Venid que os cuente - dijo indicándonos que nos sentaramos, pues iba a tardar un rato. Sara comenzó a relatar:
- Estábamos en el campamento, en pleno mes de julio. Los acampados mayores hicimos una excursión a un pueblo cercano. Ibamos a pasar cinco dias allí, por lo que podíamos aprovechar y conocer a gente del pueblo. Como es normal, nos separábamos por grupos, y yo iba con Rafa y una chica llamada Violeta. Nos apetecía explorar y dimos vueltas por el pueblo hasta tenerlo memorizado. Nuestros monitores nos dejaron hacer lo que quisieramos hasta las once, por lo que nos acercamos a un pequeño bar y pedimos unas coca-colas. Las terminamos y a Rafa no se le ocurrió otra cosa que llamar a casas y salir corriendo. Nosotras le apoyamos, por lo que fuimos a hacer el imbécil un rato. Llamamos a una casa y saliamos corriendo, luego otra y tambien lo hicimos con una tercera. Pero cuando íbamos a llamar a una cuarta notamos como si alguien nos siguiera. Corrimos fingiendo estar asustados y haciendo el tonto hasta llegar a una zona más iluminada. Allí empezamos a hablar cuando de repente se nos acerca un chico; este figura de aquí- dice dándole un codazo a Carlos- y me suelta con total tranquilidad una grosería,a la que le tendría que haber respondido con una torta, pero al decirme " Me he enamorado de tu culo" me entró la risa. No lo pude remediar. Entonces oíamos que nos llamaban. Eran los monitores; teníamos que irnos a la cama. Cuando nos disponíamos a irnos nos dijo que nos esperaba, a los tres dentro de media hora en ese lugar. Nosotros dudamos, pero le dijimos que iríamos.
>Y así lo hicimos, a las once y media estábamos en ese lugar, tras habernos escapado de nuestras respectivas habitaciones. Cuando llegó él nos dijo como se llamaba y que si nos liábamos por turnos, es decir, primero él y yo y Rafael y Violeta y luego Rafael y yo y Violeta y él. Como explicación dio que era para pasar el rato y para que cada uno decidiera cual de su sexo opuesto besaba mejor. Los perdedores volvían a las habitaciones o, en su caso, a su casa. Los chicos aceptaron y Violeta también. Yo no estaba segura pero al final acepté. Los ganadores fueron él y yo por lo que nos liamos más. Nos gustaba besarnos. Violeta y Rafa se fueron a las habitaciones. Cuando acabamos de besarnos me dijo que fueramos amigos y que le diera su teléfono pero cuando estaba dándoselo apareció un monitor y me mandó a la habitación. Y nunca más nos vimos, ¡hasta ahora!- dijo abrazando a Carlos
Tras escuchar la historia Samuel y yo nos quedamos perplejos. Pero a Samuel se le notaba enfadado. Al parecer lo que le pasó a Sara en el campamento no le gustaba nada. Y no se fiaba un pelo de ese tipo. ¿La razón? Seguramente celos. Siempre había mirado con buenos ojos a Sara, y ahora ella estaba abrazando a un tío que conoció en un campamento y con el que se lió.

Capítulo 12.

- Es muy fácil, mirad- nos dijo Samuel, señalando ese papel- El otro día me aburría en Internet por lo que me puse a buscar vídeos en YouTube. Busqué de todo; música, miniseries, de amor.... pero entonces veo, en un comentario un vídeo muy chulo, su cuenta se llamaba"RafaCker".
Me metí en ese vídeo y vi maneras de resolver varios misterios, entre esos, este.
Sólo hay que cambiar cada número por su correspondiente letra en el abecedario. Había mas maneras, pero de esta es la única de la que me acuerdo, porque fue la que más me llamó la atención.

Tras escuchar a Samuel, empezamos a "descifrar" lo que el estúpido hacker había escrito. Tardamos un tiempo, pero al final lo conseguimos. Ponía: bajo una rocaS. Pero había algo que no entendíamos, y era el por qué de esa "s" mayúscula. Igualmente no le hicimos mucho caso y empezamos a buscar. Pero en seguida se oyó una protesta.
- Vamos a tardar un montón - se quejó Sara- Hay muchas rocas en esta cueva. Y además Samuel está sentado y sin hacer nada.
Era verdad. Estaba sentado mirando el papel.
- ¡Samuel! - le reñí - esta cuenva es enorme y tenemos que encontrar quien sabe qué bajo una roca y tú estás sentado mirando un estúpido papel y mi ma....mi madre está en algún lugar en el que no se necesita ni comer ni beber. ¡Esto es de locos!
- Cállate - me cortó - estoy a punto de descifrar algo y tú solo estás poniéndote ñoña.
- ¡¿Qué yo que?! No me vuelvas a hablar así, ¿te queda claro?
- ¿Por qué me lo vas a decir tú?
- Pues sí. Espero que te hayas enterado.
- Te voy a decir un par de cositas, guapa: la primera, yo te estoy ayudando a buscar a tu madre que seguramente lo que le ha pasado es que se a ido con otro tío y la segunda, el que se va ahora soy yo.
- ¡Vete! No te necesitamos
- ¡No!¡Cállaos de una vez! - dijo Sara cortando nuestra disputa - no se puede ir nadie, ya os lo expliqué,  así que parad de pelearos, que solo vais a complicar las cosas más - dijo, mientras una lágrima le corría bajo el ojo.
- Lo siento - me dijo
- Y yo.
- Así esta mejor chicos. Ahora vamos a buscar lo que sea- dijo Sara dándose media vuelta- ¡Eh, mirad!
Los dos nos volvimos y apreciamos una "S" de dolar($) dibujada en el suelo con varias rocas.
- Vamos, levantadlas, seguro que hay algo debajo.
Pero cuando nos dispusimos a levantarlas una fuerte ráfaga de viento llegó desde la entrada, haciendo agitar las melenas de Sara y mía.Teníamos miedo, pero sabíamos que no nos iba a pasar nada. El viento era tan fuerte que tuvimos que cerrar los ojos. Cuando los abrimos, enfrente de nosotros, en la pared se encontraban cuatro papelitos. Samuel fue y los cogió. Leyó el primero:
- " Une palabras. Solo una oportunidad. Si es la incorrecta despidete ya".
Y después leyó los otros, en los que había escrito: " Un tulipán es lo que hace que corra el tiempo", "Todo por volver a ver tu melena, morena" y "Tú, el guía". No entendíamos nada. ¿Cómo que une palabras?
- Tengo una idea - dije- el otro día estaba viendo un concurso en la tele y aparecía cada persona con un papelito. Alomejor si nos asignamos cada papelito......
- Pero hay un problema - me cortó Sara- sólo tenemos una oportunidad. El tercero sabemos que es de Samuel por que pone "el" y es masculino. Pero, ¿y si nos equivocamos con los otros?
- Tienes razón.- comentó nuestro "guía".
De repente noté como un brillo, que provenía del colgante de Sara. El que le habíamos regalado cuando teníamos cinco años y que a la vez era un reloj. Es una baratija, ni si quiera funcionaba pero se niega a quitárselo.Entonces se me ocurrió algo.Le cogí los papeles, bueno se los arranqué de las manos a Samuel y le metí uno por la camiseta a Samuel, otro a Sara y otro a mí.
Entonces, un destello más fuerte que el anterior nos deslumbró a todos y tuvimos que cerrar los ojos. No podíamos soportarlo. Pero había una buena noticia. Habíamos pasado la primera prueba.

Capítulo 11.

La miramos perplejos. ¿Qué estaba diciendo?
- Venid que os lo cuente todo- dijo mientras nos acodábamos en una roca cada uno, pero lo suficientemente cerca los unos de los otros como para oírnos, incluso si habláramos por susurros- Mirad, no os lo vais a creer pero os juro que lo que os voy a contar es verdad; todas y cada una de mis palabras.
La verdad es que un amigo mío es creador de esa cadena. Bueno en realidad no es un amigo mío, es una persona que conocí hará dos años, en un campamento. Nos intercambiamos los móviles y nos dimos el tuenti. En ese entonces, estaba enamorada de él, por eso me negué a borrarlo del tuenti. Pero a pesar de que nos habíamos contado todo en ese verano, no me dijo que era hacker. Y eso lo descubrí hace poco.
Estaba yo en mi cuarto y me mandó un privado. Era él. Se llama Rafael. En el mensaje ponía:
"Queridísima "amiga" Sara:
Si te crees que en algún momento me has importado es que soy mejor actor de lo que creía. Soy hacker, por cierto y voy a crear una cadena. También he conseguido fabricar un programa para saber quien la reenvía. Así que si no quieres ver a algún contacto tuyo sufrir,advirtieles bien.
 Firrmado: El mejor actor de esta generación"
A continuación me dijo que  solo me daría a mi las instrucciones de como conseguir que no surtiera efecto el por decirlo de algún modo, "hechizo".Me sentí destrozada y no sabía que hacer. Así que lo reenvié. Al parecer todos se lo creyeron menos tú. Y ahora estamos aquí, intentando saber como recuperar a tu madre.
- Pero hay una cosa que no entiendo, ¿no te dio la manera de que la encontrarámos?- dije, pensando en que le estaría pasando a mi madre.
- Sólo me dijo esto: 2,1,10,11   22,14,1   19,11,3,1S y no se lo que significa.
- ¡Mierda! Menudo, jacker mas asqueroso. Igualmente, ¿por qué dices que no vamos a necesitar comida?- ,dice Samuel
- Porque recuerdo que en el campamento me comentó "quien me busque o busque algo que tengo irá al lugar en el que no se necesita nada para sobrevivir, solo respirar"
- ¿Y no te extrañó?- preguntó mi vecino
- Estaba colada por él, poco le importa lo que dijera- contesté yo en su lugar y Sara se rio, dandome la razón. Samuel puso los ojos en blanco y se dedicó a ojear el papel en el que estaba escrito lo que Rafael le había dado ha Sara. Estuvimos pensando como hayar la solución de aquel enigma, pero no tardamos mucho, en seguida Samuel se dio cuenta de como resolverlo.

Capítulo 1O.

Llegué a la cueva y atravesé la entrada. No se veía nada, apenas quedaba claridad, ya estaba anocheciendo y yo había sido tan imprudente que no me había llevado una linterna  o el móvil. Y eso que el móvil nunca se me olvidaba. Bueno, tendría que buscar a Sara sin luz. Tal vez gritando su nombre....
- ¡Cornelia!- gritó Samuel- ¿dónde estás?
- ¡Aquí, en la cueva!
Samuel entró y alzó su móvil que tenía incorporada la aplicación de linterna. No es que alumbrara mucho pero algo es algo.
Estuvimos buscando a Sara y llamándola a gritos. No aparecía. Sentí un extraño sentimiento dentro de mí y una lágrima empezó a correrme por el rostro.
- Cornelia, no llores, la encontraremos. A lo mejor si bajas un poco el tono con el que respiras nos oiga.
- ¿Yo?, yo no estoy respirando así, creía que eras tú.
Los dos nos miramos con las caras alumbradas de felicidad.
-¡Sara!- gritamos al unísono. Empezamos a andar, siguiendo el sonido de esa respiración.
Entonces Samuel se tropezó con algo y se cayó al suelo. El móvil cayó con él, alumbrando un agujero que había en una pared, al lado del suelo.
En este, yacía en un ovillo mi amiga, sí, mi amiga Sara.No pude controlarme y me lanzé a darle un abrazo.
-¡Sara! ¿Cómo estás? Ven, tienes que volver a casa.- dije
- ¡No! No puedo volver, es más no podemos volver sin tu madre. Si volvemos nunca más la volverás a ver. No podemos echarnos atrás. Y eso te incluye a ti, Samuel. De alguna manera que ya me contareis has sido involucrado en este asunto.-dijo Sara
- Yo, yo....- Samuel estaba confundido- No podemos quedarnos, no tenemos agua, ni comida, ni nada.
- Creéme, no nos hará falta- dijo Sara. La miramos confusos. ¿Qué estaba diciendo?

Capítulo 9.

Corrí como nunca antes lo había hecho. Me daba igual quien estuviera en la calle, con quien me tropezara. Todo me daba igual. Ahora tenía que encontrar a Sara, y por fin sabía donde estaba.
---------------------------10 años antes--------------------------------
-¡Sara, esperáme!- gritó aquella niña rubia, intentando seguir el ritmo de su amiga.
- Vamos, Cor, ya queda poco. Además mi mamá y la tuya se irán a casa - dijo, y siguió corriendo.
Llegaron a una cueva. Bueno, a una de las tantas que había por esa zona.
Sara se detuvo.
- Mira Cor, que bonita es.
- Alaa. Que chuli.
- La descubrí con mi papá. Pero ahora es nuestra. ¿Cómo la llamamos?
Cornelia miró a su alrededor. Era muy bonita, poco iluminada pero bonita. Lo poco que se veía iluminado por la boca de entrada y salida eran unas paredes y rocas en ellas. Estaba anocheciendo, por lo que la cueva adoptaba un color azulado.
- La Cueva Azul. Por lo azul que es-y se echaron a reir y a jugar al "pillado".
El juego les duró poco, enseguida llegaron sus mamás.
- Otro día vamos a descubrir lo que hay dentro, ¿vale Cor?
- Nosé, me da un poco de miedo.
- Pero irás conmigo.Prometeme que vendrás.
- Lo prometo.
Y se dieron la mano, ajenas a lo que pasaría años después. Como dos niñas obedientes.
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No podía parar de correr. Atravesé la ciudad, las calles, las tiendas. Y en la mayoría había descuentos, pero eso no me importaba, solo quería encontrar a Sara.
Por fin llegué a aquella cueva. Esperaba que Sara estuviera dentro.

Capítulo 8.

Al oir esas palabras se me paralizó el corazón. Mi madre había desaparecido. ¿Qué hago yo? Piensa, Cornelia, piensa. Entonces llamaron a la puerta. Fui a abrir. No había nadie solo un papel en el suelo. Estaba escrito a ordenador. Ponía:
"Si a tu madre quieres encontrar,
la chulería te has de quitar"
¡¡¡Sara!!! Tenía que encontrarla. ¿Dónde estaría? Su padre me contó que ella dijo que estaba en una cueva azul.
-Papá voy a buscar a Sara- le dije con lágrimas en los ojos. Sara, mi madre....¿quién sería el próximo en desaparecer?
Salí tan rápido por la puerta que me choqué con Samuel.
- ¿Dónde vas tan rápido?
- Y a ti que te importa, ¿ahora te tengo que dar explicaciones? -entonces me acordé de la nota -digooo....estoo.... tengo prisa.
-Eso ya lo veo.
- Mira Samuel me tengo que ir, adiós.
Tenía que encontrar a Sara. Ella era la única que podía ayudarme.
Busqué por todas las tiendas, calles, comercios que contenían la palabra "azul" y "cueva". Busqué por las tiendas de chocolate, sus favoritas. Por las de ropa y complementos. En fin, la busqué por toda la ciudad, pero no la encontraba.
Estaba destrozada, no sabía que hacer; mi orgullo me decía que me fuera, que dejara que las cosas se solucionaran solitas. Por otra parte yo sabía que esto era culpa mía, por no haber mandado la estúpida cadena.
No podía más, me senté en un banco y me eché a llorar. Alguien se sentó a mi lado. Era Samuel que por lo visto me había estado siguiendo.
- Caray, Cornelia nunca te he visto llorar, ¿qué ocurre?
- Déjame. No lo entenderías.
- Cornelia De Marco Fernández, te conozco desde que estábamos en las barrigas de nuestras madres. Siempre hemos sido amigos, hasta que te dio el rollo de ir de chula. Aún así siempre has contado comigo y contarás. Eso ya lo sabes.
- Mira Samuel...- le miré a la cara. Parecía que no se iba a burlar de mi- Sara me envió una cadena que si no la pasaba mi madre iba a desaparecer. Me estuvo dado la tabarra durante tres días pero no me dió la gana pasarla. Ayer me llegó un papel a casa, mira este- dije entregandole el papel- Sara no vino al instituto y fui a su casa a buscarle. Sus padres creían que estaba conmigo en una tal "Cueva Azul". Mi madre ha desaparecido, Sara también. No sé donde está, la busco y no la encuentro. No se que hacer- le conté evitando el papelito de esta mañana.
- Si que es raro Cornelia. No te preocupes yo te ayudaré a buscarla.- dijo él, como si entendiera todos mis problemas- Piensa, ¿nunca te ha hablado de una tal "Cueva Azul"?
- No- dije
- ¿Ni cuando eráis pequeñas? Piensa, seguro que sí.
Entonces caí.
- ¡Ya sé! ¡Ya sé donde está!- Y eché a correr con Samuel pisándome los talones, camino de encontrar a Sara.