-¡Sara!- grito nada más entrar en clase. Para mi sorpresa,no está. Es raro, Sara suele llegar la primera a clase todos los días y nunca falta.
-Sentaos, sentaos- dice mi tutora. - Chicos, antes de empezar la clase debo daros una noticia. Sara tiene anginas y no podrá venir durante esta semana, por lo que para el trabajo general debeis elegir a otra capitana.
Esto me suena raro, ¿Sara con anginas y no viene? Vino cuando se rompió una pierna, cuando sus padres se divorciaron (la costumbre es no venir cuando se divorcian nuestros padres) y hasta cuando tuvo la varicela.
Al acabar las clases me acerco a su casa, quiero pedirle explicaciones.
Llamo a la puerta y me abre su madre. Es una mujer menuda, morena, ojos negros y tez pálida. Se parece mucho a Sara. Tiene los ojos húmedos, como si llevara una buena temporada llorando. Cuando me ve me abraza fuerte, muy fuerte como si la solución de todos sus problemas se acabara de presentar en su casa y la estuviera abrazando. Me dice que pase, que me siente y que coja lo que quiera de comer. Yo prefiero hacerme la niña buena así que le pregunto:
- Perdone señola Corelli, ¿podría ver a Sara?
Y entonces sin más explicaciones, se hecha a llorar; como si todas sus esperanzas hubieran desaparecido con mis palabras. Yo me acerco a ella:
- No, no llore.- digo yo - lo que sea que le pase se puede solucionar- Entonces digo algo que ni yo misma me creo - Si quiere le puedo ayudar.
Como respuesta obtengo más llantos.
Se me acerca el señor Corelli, padre de Sara. Parece triste.
- Ho...Hola Cornelia, ¿te importaría si hablo contigo en privado?
- Claro.
Me lleva a la cocina. Yo nunca había entrado allí. Sara me lo tenía "prohibido". Temía que le robara el chocolate.
Cuando entro me encuentro con una sala pequeñita, de color violeta y los muebles blancos. Es bonita, excepto por esa horterada de cuadros.
- Cornelia, esto....quería decirte que nos dijeras dónde está Sara, por favor.
- ¿No está aquí?
- No. Ayer estuvo discutiendo con su madre y dijo que se iba a "La cueva azul" contigo. Y no a vuelto. Por eso hemos tenido que decir que tenia anginas. No la encontramos - Y dicho esto se puso a llorar.
-Conmigo no ha estado señor, pero no llore ya verá como la encontramos.
Siguió sollozando. Me sentía que sobraba (yo nunca sobro pero bueno) así que me fui.
Cuando estaba saliendo por la puerta noté algo estraño, como una ráfaga de viento, pero allí no hacia ni una brizna de aire. Que extraño.
Llegué a mi casa y allí me esperaban más llantos por parte de mi padre.
- Tranquilo papáaaa.......ya aparecerá Sara, seguro que se ha ido a beber y se ha dormido en un banco.
-¿Sara? - dijo mi padre - La que ha desaparecido ha sido tu madre.
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